Clausura de la Conferencia sobre el Futuro de Europa: ¿una UE más reforzada?

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El Día de Europa se celebró el pasado 9 de mayo en todos los Estados miembros de la Unión Europea. Esta fecha conmemora la ocasión en la que Robert Schuman, presidente del Parlamento Europeo entre 1958 y 1960 (en aquel entonces aún denominado Asamblea Parlamentaria), pronunció un emblemático discurso redactado junto a Jean Monnet. En su intervención, Schuman proponía la creación de una institución que controlase la producción del carbón y el acero (CECA) para evitar otra catástrofe bélica mundial. Aquel discurso sirvió no solo para presentar internacionalmente esta iniciativa de unidad antibelicista, conocida como Plan Schuman o Declaración Schuman, sino que también fue el germen del espíritu europeo, ya que formalizaba la apuesta por un sentimiento de pertenencia a un proyecto supranacional. Este es el motivo por el cual el 9 de mayo de 1950 es considerado el nacimiento del europeísmo. 

Desde entonces y hasta hoy, muchas han sido las épocas convulsas e hitos históricos que la Unión Europea ha atravesado, pasando por acontecimientos como la caída del muro de Berlín o la ratificación del Tratado de Lisboa, hasta otros como la creación del euro o el fracaso del proyecto de constitución europea. Ni qué decir tiene la paulatina incorporación de nuevos Estados miembros durante las últimas décadas o la salida de otros (Brexit de Reino Unido). En definitiva, no pocos han sido los retos a los que se ha enfrentado la UE a lo largo de su historia. Sin embargo, hoy parece someterse a un momento crítico en su trayectoria: la pérdida de confianza de la ciudadanía en el proyecto común europeo. Dicho en otras palabras, ese mismo proyecto que Schuman propuso hace ya casi 75 años, hoy se ve amenazado por la merma del espíritu europeísta. A lo largo y ancho del continente surgen dudas sobre el gran proyecto común. Las críticas más antieuropeístas emanan desde partidos nacionalistas de los propios Estados miembros, como el Fidesz de Viktor Orbán (Hungría), el PiS de Andrzej Duda (Polonia) o el RN de Marine Le Pen (Francia).  

 

Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho.
Robert Schuman en su Declaración del 9 de mayo de 1950

 

Por supuesto, las instituciones europeas están al tanto de esta trascendental circunstancia. Conscientes de que puede suponer el principio del fin de una Europa unida, concibieron en 2019 un plan de acción para que todos y cada uno de los ciudadanos europeos recuperasen la convicción de pertenencia a un proyecto continental transfronterizo. En particular, una de las metas que las instituciones europeas ambicionan a corto plazo es demostrar que sí se tiene en cuenta la opinión del ciudadano común europeo, que las decisiones no se toman a oídos sordos en la burbuja de Bruselas. 

Para hacer frente a esta tesitura, pensaron en organizar un gran evento que sirviera: en primer lugar de punto de encuentro donde dialogar sobre las diferentes competencias, retos y ambiciones que competen a la UE; en segundo, para reunir propuestas y, en última pero no menos importante instancia, para hacer que los ciudadanos europeos se sintieran escuchados de nuevo. El evento no es otro que la Conferencia sobre el Futuro de Europa (comúnmente conocida como CoFoE, por sus siglas en inglés). A grandes rasgos, consiste en un foro internacional de cuyas conclusiones se pueda sacar la hoja de ruta para las próximas reformas y actuaciones de las instituciones europeas. 

El pistoletazo de salida de la CoFoE estaba pensado para 2020, pero las complicaciones de la pandemia lo retrasaron hasta marzo de 2021. Tras la adopción de la Declaración conjunta y del Reglamento interno, seguidamente tuvo lugar el Pleno inaugural, para así dar paso a las primeras reuniones del Comité Ejecutivo. Sin embargo, no fue hasta septiembre de ese mismo año cuando se habilitó el mecanismo de escucha de las propuestas ciudadanas. Este consiste en un espacio de reflexión dirigido por los “paneles europeos de ciudadanos”. Durante los últimos meses, cuatro paneles europeos compuestos por un total de 800 ciudadanos de los 27 Estados miembros se han reunido respectivamente en tres sesiones deliberativas para abordar temas de preocupación como las amenazas a la democracia europea, la migración, el cambió climático, la transformación digital o la presencia de la UE en el mundo. En paralelo a los paneles europeos, se han organizado también nueve grupos de trabajo cuya función ha sido realizar aportaciones complementarias a las propuestas ciudadanas. 

De este modo, para los paneles europeos y los grupos de trabajo, los últimos meses han consistido en un intenso trabajo de evaluación de las propuestas que la ciudadanía iba sugiriendo y de su correspondiente corrección técnica. Unos días antes del Día de Europa, se reunieron en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo los nueve grupos de trabajo para celebrar el Pleno final de la CoFoE, donde se debatieron y ultimaron los borradores elaborados por los paneles europeos.

Finalmente, llegado el 9 de mayo de 2022 y coincidiendo con la efeméride europea, se ha celebrado el acto de clausura de la Conferencia. Este día y de nuevo en Estrasburgo, el Comité Ejecutivo de la CoFoE ha presentado el informe final ante los presidentes de las instituciones europeas, los 165 representantes del Parlamento, Consejo y Comisión europeos, los representantes de los Parlamentos nacionales y los 108 representantes de la ciudadanía, entre otros. Ahora cabe reflexionar sobre cuál ha sido realmente el efecto de la primera CoFoE de la historia europea. 

¿Se tendrán en cuenta las 49 propuestas presentadas finalmente en nombre de la ciudadanía? ¿Se llevará a cabo una reforma de los tratados acorde con los tiempos venideros? ¿Se repetirá la CoFoE de ahora en adelante en cada legislatura? Por el momento, tras haber puesto punto y final a este pionero proceso participativo, lo único que se puede sacar en claro es el compromiso de las instituciones europeas por analizar el informe final de la CoFoE y por volver a reunirse en unos meses para comunicar sus impresiones al respecto. Solo las próximas generaciones sabrán si esta Conferencia marcó realmente el futuro de Europa. 

 

Sandra Arévalo, consultora junior en BeConfluence

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