Cinco años para marcar el futuro de Europa

Las elecciones europeas tuvieron lugar el pasado 9 de junio. Conformada la Eurocámara e iniciado ya el curso político, atravesamos ahora un periodo clave que marcará el rumbo de la Unión Europea para los próximos cinco años: la conformación de la nueva Comisión Europea.

No es un procedimiento cualquiera, y no hablamos solo de la renovación de Ursula von der Leyen como presidenta del ejecutivo europeo. Se trata de un proceso de asignación de las distintas carteras europeas para los 27 comisarios de cada uno de los Estados miembros.

Susana Solís es eurodiputada del Grupo Popular Europeo , y forma parte de la Comisión de Medio Ambiente (ENVI), de la Comisión de Industria, Investigación y Energía (ITRE), y de la Comisión de Mercado Interior y Protección al Consumidor (IMCO). También es miembro de la Delegación de la UE para las Relaciones con China.

Hoy hablamos con Solís sobre el curso europeo, los desafíos que Europa tiene sobre la mesa para este mandato, el ambiente que se respira en Bruselas y mucho más.

Las elecciones europeas del pasado 9 de junio conformaron una nueva Eurocámara. Atravesamos ahora un periodo crucial con la composición de la nueva Comisión Europea. ¿Cómo valora los próximos meses del curso político europeo?

Efectivamente, comienza ahora un proceso clave para los próximos cinco años: la confirmación por parte del Parlamento del colegio de comisarios que actuará bajo la batuta de Ursula von der Leyen. Ellos serán los responsables de llevar a cabo las reformas que la UE necesita, por lo que quien recibe cada cartera es crucial.

En ese sentido, en este mandato contamos con 14 comisarios del Partido Popular Europeo además de la presidenta. Por ejemplo, tal y como prometimos en campaña, se ha nombrado por primera vez un comisario específico de Pesca (el chipriota Costas Kadis), y tanto él como el de Agricultura (el luxemburgués Christophe Hansen) son de nuestra familia política. Y hago hincapié en ello porque así garantizamos que el sector primario está representado en Bruselas y que se formulen políticas europeas de acuerdo a la realidad del sector.

Tenemos también otras carteras muy importantes, como son la de economía y productividad, presupuestos, transporte y turismo, interior e inmigración, y se ha nombrado un comisario de defensa como también nos comprometimos.

Hay más buenas noticias, sobre todo para los países del sur, porque con el reparto actual de carteras hemos adquirido más protagonismo. Italia tendrá la vicepresidencia ejecutiva que se encargará del reparto de fondos de cohesión y reformas, España la vicepresidencia de competencia y transición  y  Portugal la comisaria de servicios financieros (un puesto clave en aras de reformar los mercados de capital de la UE).

En el Parlamento Europeo ha comenzado ya el proceso de evaluación de los comisarios designados. ¿En qué consiste este procedimiento? ¿Qué papel juega exactamente el Parlamento en estas audiencias?

Así es, ahora el Parlamento Europeo debe confirmar la propuesta de candidatos a comisarios y asegurar que los 27 son idóneos para sus puestos.

El primer paso es evaluar que no haya ningún conflicto de interés con sus responsabilidades o vínculos pasados y presentes. Esta tarea, que recae en la Comisión de Asuntos Jurídicos (JURI) del Parlamento, ya ha finalizado y han considerado que todos ellos son aptos.

Y  comienza ahora la fase de audiencias formales, que tendrán lugar del 4 al 12 de noviembre en las comisiones parlamentarias. Básicamente, los eurodiputados sometemos a todos los futuros comisarios a un examen oral que dura unas tres horas. En él, el candidato a comisario debe acreditar que está capacitado para cumplir las competencias asignadas a su cartera.

Al finalizar cada proceso individual se vota la idoneidad del candidato, y si no obtiene la mayoría podría tener que someterse a una segunda audiencia.

¿Cabe la posibilidad de que un comisario sea rechazado?

Por supuesto que sí, no sería la primera ni la última vez. Ya ocurrió en el mandato anterior con Plumb, el candidato rumano para la cartera de Transporte, y con Goulard, la candidata francesa para la cartera de Mercado Interior.

Si se decide que un comisario no es apto, von der Leyen se vería obligada a presentar otro candidato de ese mismo país, que deberá superar todo el proceso de audiencias desde cero.

Solo cuando están todos confirmados, se someten colegiadamente al voto de aprobación de todo el Parlamento Europeo, que esperamos tenga lugar en el pleno de noviembre en Estrasburgo. Por eso, el rechazo de uno de ellos puede retrasar meses la conformación de la nueva Comisión Europea; algo que no interesa a nadie si lo que queremos es poner en marcha cuanto antes el nuevo ciclo político

¿Qué valoración hace de Teresa Ribera como comisaria española? ¿Cuáles son los desafíos que enfrenta con la cartera europea de Competencia?

Teresa Ribera será vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva y comisaria de Competencia. A España le corresponde una de las 6 vicepresidencias dado que el gran peso del partido socialista español en la familia socialdemócrata europea.

Como indica su ‘Carta de misión’, donde von der Leyen indica a cada comisario sus deberes para esta legislatura, Ribera tiene como tarea principal “modernizar la política de Competencia de la Unión Europea”, una cartera  muy compleja donde además de las ayudas de Estado,  caerá en su Dirección General el control de las grandes tecnológicas y su adecuación a las nuevas reglas europeas de servicios y mercados digitales.

Sin embargo, como vicepresidenta que debe dirigir Europa hacia la transición limpia, Ribera necesariamente tendrá que coordinarse con otros 3 comisarios -principalmente Hoekstra, comisario de Clima; Roswall, comisaria sueca de Medio Ambiente; y Jorgensen, comisario de Energía- bajo los cuales estarán las Direcciones Generales correspondientes. Y tendrá que hacerlo también con el vicepresidente de Estrategia Industrial -el francés Stephane Séjourné- para conjuntamente poner el foco en la competitividad industrial.

Se ha hablado mucho del caso omiso que han hecho los Estados miembros sobre la diversidad e igualdad de género a la hora de presentar a sus candidatos…

Es cierto, la mayoría de países han pasado por alto las indicaciones de von der Leyen de presentar a dos candidatos, un hombre y una mujer, con el fin de que pudiese mantener su compromiso de paridad en el colegio de comisarios.

Lo cierto es que, aunque no se haya cumplido con la petición de la presidenta (la composición final es de 11 mujeres y 17 hombres), los puestos de mayor responsabilidad los tienen mujeres: cuatro de las seis vicepresidencias de la Comisión Europea, la representación exterior de la Unión Europea (el cargo que hasta ahora ocupaba Borrell) y por supuesto la presidencia de la Comisión.

Para mí, lo fundamental es que los candidatos sean personas formadas, preparadas, con ganas de mejorar Europa, de crecer en competitividad, en autonomía estratégica, en posicionamiento internacional, en desarrollo regional, … Y con todo eso contamos en este caso.

Uno de los protagonistas del momento es Mario Draghi, de cuyo informe parece que se va a hablar todo el mandato. Sus páginas analizan la competitividad industrial de Europa. ¿Qué impacto tendrá este informe en la agenda política y económica de la Unión Europea en los próximos años?

Efectivamente el informe era muy esperado y debería convertirse en la hoja de ruta de la Comisión Europea para la próxima década. Es una llamada urgente a actuar, a tomar medidas rápidas y significativas para sacar a la economía europea de “su lenta agonía” y adaptar nuestras reglas a la nueva realidad tecnológica, energética y geopolítica.

Draghi ha hecho un análisis muy certero sobre los retos a los que se enfrenta la UE para competir a nivel global y plantea medidas muy concretas que requieren ahora una ambición y una acción europea común.

Europa debe centrar sus esfuerzos en innovación y creación de riqueza, convertir de una vez la descarbonización en una ventaja competitiva para las empresas europeas y reducir las dependencias de terceros en tecnologías clave y materias primas críticas. Para eso necesitamos un marco regulatorio que permita fluir la inversión privada en sectores clave como el energético o el tecnológico y una mejora de la gobernanza europea.

Y ha hecho una advertencia muy clara: necesitamos reducir seriamente la carga regulatoria que soportan las empresas europeas, un recorte significativo de las obligaciones de información sobre las PYMEs para restablecer la competitividad, sobre todo en sectores en los que Europa está especialmente expuesta a la competencia internacional. En resumidas cuentas, la fragmentación del mercado único es el principal obstáculo para el crecimiento de las empresas innovadoras.

Ahora hay que traducir las palabras en acciones. Si Europa no actúa, seguirá perdiendo competitividad. Por eso esperamos que en los primeros cien días de su mandato los comisarios definan ya las principales líneas de acción, para que Europa despierte de su letargo.

Su grupo político preside el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, además de ser el grupo mayoritario en la Eurocámara, con 188 eurodiputados. Desde luego, no pueden quejarse de no tener representación en las instituciones europeas. ¿Cuáles son las prioridades del Grupo Popular Europeo para esta legislatura?

Nuestra prioridad es, como he mencionado ya, mejorar la competitividad y la productividad de la UE, recuperar nuestra industria y asegurarnos que nuestras empresas puedan competir a nivel mundial. Eso significa reducir las cargas burocráticas y hacer que Europa sea un lugar atractivo para invertir y crear empleo. Nuestro compromiso es máximo también con el sector primario, con los agricultores y pescadores asfixiados por exigencias medioambientales y burocracia.

Por otro lado, la seguridad es una prioridad absoluta. Queremos una Europa que proteja mejor a sus ciudadanos, reforzando nuestras fronteras, haciendo frente a la inmigración ilegal y asegurando que estamos preparados para las amenazas globales, desde la defensa hasta la ciberseguridad. Europa debe reforzar sus capacidades de defensa y continuar con nuestro apoyo incondicional a Ucrania.

También vamos a priorizar la sostenibilidad, eso sí, desde la sensatez y de una manera pragmática. La transición verde es importante, pero no puede hacerse de forma que perjudique a nuestros trabajadores o industrias. Queremos una transición sensata donde se combata el cambio climático sin sacrificar la economía de las familias ni el bienestar de los ciudadanos.

Otro punto clave es la educación y las oportunidades para los jóvenes, para que tengan mejores oportunidades educativas y más acceso a empleos de calidad, a su primera vivienda… porque ellos son el futuro de Europa.

Y, por último, como no podía ser de otra manera, seguiremos defendiendo los valores democráticos. Nuestro estilo de vida, nuestras democracias y nuestro Estado de Derecho son pilares a los que Europa no puede renunciar. Seremos muy firmes con esto, la UE debe actuar ante las vulneraciones de Estado de derecho de sus Estados miembros.

El sector del automóvil está dando mucho que hablar en este comienzo de legislatura. Teniendo en cuenta su proactivo papel en materia de automoción, ¿cómo ve el futuro de esta industria en Europa?

Europa no se entiende sin la industria del automóvil, un sector que ha liderado durante mucho tiempo y que ahora está sufriendo enormemente porque le hemos puesto tantos obstáculos que no puede hacer frente a la competencia mundial: se enfrentan al reto de la descarbonización, competencia desleal, falta de demanda, tensiones económicas, geopolíticas…

Sabemos cuál es la apuesta de China por el coche eléctrico, sabemos cómo ha respondido EE.UU., pero a Europa le falta una visión a largo plazo.

Tenemos normas que fijan objetivos, pero no se establecen mecanismos para llegar a ellos, y ahora no solo están en riesgo millones de empleos, sino también nuestra soberanía tecnológica. Por poner un ejemplo, los dos elementos de más valor añadido del vehículo eléctrico, baterías y chips, no están en Europa. Necesitamos revertir esta situación, crecer en autonomía estratégica y poner en marcha un plan específico, como ha pedido Draghi, para este sector.

No podemos olvidar el elefante en la habitación: las elecciones de Estados Unidos el próximo martes. ¿Qué impacto tendrán en Europa estos comicios? ¿Las relaciones transatlánticas van a cambiar en función de los resultados?

Evidentemente, será decisivo qué candidato ocupe la presidencia de Estados Unidos y más aún con la escalada de las tensiones de Oriente Medio y la evolución de la guerra de Ucrania. Independientemente de quién se siente en la Casa Blanca, Europa debe ser capaz de defenderse y por eso es tan importante reforzar nuestras capacidades  

Ya hemos visto en el pasado lo contundente que ha sido Trump respecto a Europa: no le interesa fomentar las relaciones diplomáticas, económicas o de otros tipos con nosotros. Aunque tampoco ha dejado muy claro Kamala Harris qué medidas propone para estrechar lazos.

Sobre la mesa tenemos también varios temas en juego: el apoyo a Ucrania, el respaldo a la OTAN, el conflicto entre Israel y Palestina, los aranceles a China, … Si Estados Unidos elige el camino más unilateral y menos colaborativo para estos temas, en Europa podríamos ver un florecimiento de populismos, radicalismos, … El famoso efecto dominó del que tanto hablaba Eisenhower, pero aplicado al siglo XXI. Una política comercial proteccionista por parte de EE.UU. con la aplicación de aranceles como se está anunciando, tendría implicaciones no solo en las exportaciones chinas, sino también en las de Alemania y por tanto en el conjunto de toda la UE.

Gane quien gane, lo que esperamos en el Parlamento Europeo es que pueda haber una buena relación entre Europa y Estados Unidos, por el bien de los europeos, los norteamericanos y del mundo entero. 

Esta entrevista ha sido posible gracias al apoyo de EPP Group.

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