Por Gil Gidrón y Vicente López-Ibor, copresidentes del Grupo de Trabajo de Ciencia e Innovación del Círculo de Empresarios

Ciencia e innovación son dos motores del progreso. Sin Ciencia no se puede descubrir el futuro, y sin innovación no se puede anticipar el futuro.

Cada vez que España afronta una nueva legislatura, el Círculo de Empresarios cumple con la tradición de dirigir una carta abierta a los futuros legisladores y gobernantes en la que hace repaso a los principales retos del país y formula una serie de recomendaciones para ayudar a afrontarlos.

En la actual situación, con un contexto económico e internacional especialmente delicados, el Círculo considera que el próximo Gobierno tendrá que abordar de inmediato una agenda auténticamente reformista en materia socioeconómica para combatir los principales problemas del país, entre los que destacan los elevados niveles de paro y deuda pública.

Entre los muchos temas que el Círculo aborda en este documento se encuentra la Educación, para la que se propone una orientación decidida/determinada hacia un empleo estable y de calidad, con una formación enfocada hacia las nuevas tecnologías y un marco laboral adaptado a las nuevas realidades empresariales.

El Círculo propone reformas en materia de Pensiones, Sanidad, Administraciones Públicas, Fiscalidad o lucha contra la economía sumergida, así como en Innovación, transformación digital, infraestructuras, energía y medio ambiente o vivienda.

Las recomendaciones del Círculo insisten también en garantizar la seguridad jurídica (estabilidad y predictibilidad regulatoria), agilizar y modernizar tecnológicamente la Justicia o luchar contra la corrupción. Junto a ello, la libertad empresarial y la defensa de una economía de mercado, constituyen referencias obligadas del pensamiento del Círculo y los impulsos de su acción, a través del refuerzo de la productividad y la competitividad de la economía española, como pilares del bienestar y del progreso social.

Productividad, competitividad, innovación

En el ámbito de la Innovación, el Círculo propone una serie de medidas muy concretas.

Por un lado, estudiar la creación de una entidad público-privada de carácter nacional encargada de diseñar una estrategia a largo plazo del sistema español de ciencia, tecnología e innovación, siguiendo la experiencia, entre otros países y sistemas, de Israel. Esta entidad tendría dos principales misiones: orquestar y dar coherencia a las iniciativas públicas y privadas de apoyo a los emprendedores para garantizar su eficiencia y sostenibilidad; y, seleccionar y desarrollar las áreas prioritarias de innovación, gestionar la financiación y generar sinergias entre las universidades y las empresas.

Aconseja asimismo dotar de mayor autonomía y orientación estratégica a las Oficinas Públicas de Investigación, a las universidades y a sus unidades de investigación.

También apuesta el Círculo por la implantación de elementos de cooperación entre el mundo de los investigadores públicos y las empresas. Para ello, es necesario profesionalizar las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación, posibilitando que se puedan constituir en sociedades anónimas.

De la misma manera se considera necesario impulsar la diversificación de las fuentes de financiación de la innovación, incentivando el desarrollo del capital riesgo y la participación de fondos de pensiones y compañías de seguro, entre otras.

Otra de las propuestas se dirige a fomentar la investigación aplicada según las necesidades de la sociedad, con proyectos de financiación y colaboración público-privada, lo que requiere de una mayor conexión entre empresas, universidades y centros de I+D. E introducir mecanismos de evaluación en la asignación y gestión de los recursos.

Cierra el capítulo de recomendaciones del Círculo en materia de Innovación la propuesta de establecer regímenes especiales, estables y únicos, para favorecer la retención y atracción del talento, así como la instalación efectiva de los centros de innovación tanto de start ups como de multinacionales, en España.

Es tiempo de consensuar las reformas estructurales que permitan lograr un crecimiento más sostenible e integrador, evitando incurrir en los mismos errores de política socioeconómica de la anterior crisis iniciada en 2008. Pero también, es tiempo de adaptar nuestro país al mundo que viene, apostando por la competitividad, por el talento y por reforzar nuestro protagonismo en el futuro proyecto europeo. Construir un país mejor para todos exige volver a hacer más conjuntamente, alcanzando nuevos acuerdos y recuperando la confianza en nuestras capacidades.