Por Rosa Martínez, exdiputada y consultora en sostenibilidad.
A finales de noviembre la Fundación NESI (Nueva Economía e Innovación Social) lanzó el Plan A, un programa de política económica basado en un modelo transformador alineado con los ODS y los objetivos del Acuerdo de París, es decir una nueva economía al servicio de las personas y del planeta. La novedoso del Plan A es que se trata de un documento colaborativo en el que han organizaciones y personas expertas que han logrado compilar 38 estrategias y 383 propuestas, que aspira a ser un repositorio de ideas y propuestas y que puedan servir en la reconstrucción económica y social, en consonancia a los grandes retos que tenemos por delante: lucha contra el cambio climático, desigualdad y avance democrático.
El Plan A incluye un capítulo dedicado a la digitalización en el que se plantea integrar la transformación digital en el marco de sostenibilidad e inclusión social que planteamos para la transformación del sistema económico en general, y de los sectores productivos en particular.
En este sentido, se presentan 5 estrategias para desplegar una transformación digital acorde con la Agenda 2030:
1) Inclusión: Siguiendo el lema de los ODS de “no dejar a nadie atrás”, la digitalización del país debe ir acompañada de garantías suficientes para que todas las personas tengan garantizado el acceso a la era digital. Terminar con la brecha digital exige actuar tanto conectividad y accesibilidad, como la capacitación, introducir la perspectiva de género y por supuesto prestar atención a PYMES y personas autónomas.
2) Transformación del modelo de producción y consumo: La tecnología debe ser una herramienta al servicio de la economía local y la resiliencia, dando más poder a la demanda, fomentando el intercambio y facilitando la conectividad y creación de redes colaborativas. Es indudable el papel que va a jugar en la mejora de los procesos en todos los sectores, pero urge aplicar los principios de la economía circular también a la cadena de producción de los dispositivos electrónicos. La huella ecológica del sector es muy alta, tanto en términos de energía como en términos de impactos ambientales y sociales en la extracción de minerales para sus componentes.
3) Gestión pública: Como en cualquier organización, la digitalización ofrece enormes posibilidades en la optimización de los procesos internos, también y especialmente los burocráticos de las administraciones públicas. Esto no pasa por la mera “digitalización del papel” sino por una mejora y simplificación de los procesos de modo que la ciudadanía, las empresas y las personas que trabajan en la administración puedan realizar sus gestiones de manera ágil y eficaz. Además, la tecnología es un elemento central del paradigma de “Gobierno Abierto” basado en la transparencia, la colaboración y la participación.
4) Servicios Públicos: La digitalización y el uso de las tecnologías de la información ofrecen interesantes posibilidades relativas a la gestión y optimización de los distintos departamentos y servicios públicos: sanidad, educación, fiscalidad, vivienda o smart cities. Cuando introducimos herramientas digitales en la provisión de servicios públicos o implementación las políticas públicas hay que hacerlo no sólo en términos de eficiencia, sino también en términos de derechos.
5) Ciudadanía digital: Implica el derecho al acceso y a su apropiación, al desarrollo de habilidades digitales, al acceso a la información en línea de forma segura, transparente y privada, así como a la participación a través de medios tecnológicos. Esto exige la comprensión asuntos políticos, culturales y sociales relacionados con el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación , así como comportamientos éticos y adecuados.
El reto está en incorporar esta visión transformadora a los debates y decisiones sobre la digitalización. Su transversalidad le otorga un papel más que relevante como herramienta de apoyo (o por el contrario de ralentización) a la Agenda 2030. Por lo tanto, identificar y corregir los impactos económicos, sociales y políticos de la digitalización, va a ser una tarea clave para determinar el resultado final de los procesos de transformación en los que estamos inmersos.