Una revolución digital para la sanidad española

Por Jesús María Fernández Díaz, CEO-Fundador de Hiris Innovation Technologies

Cuando esta semana anunciaba el lanzamiento de mi nuevo proyecto empresarial Hiris.care, una start-up española que nace con el objetivo de acelerar la revolución tecnológica de la sanidad, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, daba a conocer la Estrategia Digital Europea y el Libro Blanco de la Inteligencia Artificial para Europa. La gran Europa industrial de los siglos XIX y XX se queda rezagada en la revolución digital del siglo XXI, comparada con EEUU o China. Y sin embargo, por muchas razones: tamaño, capacidades industrial, científica y financiera, talento, …; Europa tiene la capacidad, y la necesidad, de liderar esta revolución.

La revolución digital se declina en los usos y aplicaciones de la ciencia de datos, la robótica e inteligencia artificial, la realidad aumentada. Y para eso necesitamos un proyecto común europeo que venga acompañado de estrategias nacionales robustas y alineadas. La Estrategia digital europea se asienta en tres pilares. Debe estar en primer lugar al servicio de las personas, de sus necesidades, demandas e intereses. En segundo lugar, debe contribuir al desarrollo de una economía europea competitiva y sostenible. Y en tercer lugar, debe estar gobernada por un marco regulatorio y dotarse de instrumentos que aseguren respetar los derechos de los ciudadanos y generar su confianza: una nueva Gobernanza democrática.

La Estrategia europea busca crear espacios comunes de datos, donde la sanidad juega un papel muy especial, por su capacidad para mejorar la vida de las personas, por el motor económico presente y futuro en una sociedad que cada año vive más tiempo, y por la sensibilidad de los datos que maneja. Ese espacio europeo de datos sanitarios requiere de un nuevo marco regulatorio que defina no solo los derechos de protección de la privacidad, como ya lo hace el Reglamento General Europeo de Protección de datos, sino que establezca además las medidas que aseguren la integridad y ciberseguridad de los datos, los usos y derechos de acceso legítimos (científicos y comerciales) a los lagos de datos, y que clarifique los derechos de propiedad sobre dichos datos (quién y cómo se comparte el valor que se genera a partir de su utilización). Esta Estrategia Europea viene acompañada de un fondo para la innovación aportado tanto por la Comisión como por los estados miembros de 12.000 millones de euros.

Es verdad que siendo importante la financiación para invertir en las infraestructuras necesarias para albergar, homogeneizar y disponibilizar estos datos; para invertir en proyectos de emprendimiento, en educación digital, y otras áreas que contempla la Estrategia, no es suficiente. Además de financiación, los países deben hacer un esfuerzo para preparar sus propios espacios de datos y desarrollar el tejido científico, industrial y de emprendimiento capaces de aprovechar ese inmenso caudal.

España ha hecho los deberes en la digitalización de su sanidad a lo largo de la última década. Disponemos de una historia clínica digital prácticamente de uso universal, un ciclo completo de medicación (prescripción, dispensación, facturación) electrónica casi completa, un sistema de identificación personal y tarjeta sanitaria interoperable y una digitalización de la imagen médica muy avanzada. Así lo atestiguan varios rankings internacionales independientes. Estos grandes sistemas avanzan ahora en sus estrategias de interoperabilidad, intra e interterritorial. Aunque falta mucho aún para integrar los sistemas públicos y privados.

Por eso España está preparada para liderar la estrategia digital europea en salud. No hay que inventar caminos, basta con trasladar los objetivos y acciones de la estrategia europea a escala nacional. Podemos y debemos aprovechar el enorme potencial de los datos sanitarios para avanzar en el conocimiento del ser humano, descubrir nuevos tratamientos y aplicar mejor los que ya tenemos, ayudar a las personas a cuidar su salud, ayudar a los profesionales clínicos a tomar mejores decisiones y ser más eficientes, acercar el conocimiento experto a los lugares donde escasean los profesionales, …

En un reciente programa europeo sobre innovación sanitaria en el que tuve la oportunidad de participar visitamos centros de emprendimiento en salud en América, África y Europa. Millones de personas en África reciben cuidados médicos a través de teléfonos móviles, siendo este el único canal al que pueden acceder debido al lugar donde residen o a su limitada capacidad de pagar los servicios tradicionales. Grandes multinacionales americanas (Amazon, JP Morgan Chase y Berkshire Hathaway) se asocian para dar cobertura sanitaria a sus trabajadores mediante servicios mayoritariamente virtuales. La Universidad de Oxford forma a enfermeros de centros rurales en África en la resucitación de recién nacidos (un problema que siega la vida de un millón de niños menores de un año en África cada año) a través de realidad virtual y en colaboración con HTC. China ha puesto en marcha el mayor proyecto global de Big Data sanitario dentro de su estrategia Healthy China 2030. Mientras los pasos en Europa son todavía incipientes.

Necesitamos disponer de estos datos para el desarrollo de la inteligencia artificial en salud. Se ha comprobado a través de ensayos clínicos rigurosos que el nivel de precisión de los algoritmos de diagnóstico en imagen médica supera ya la precisión de los diagnósticos realizados por el ser humano. Estamos lejos de que estos algoritmos sean capaces de operar autónomamente y seguimos necesitando la validación de sus propuestas diagnósticas por profesionales especialistas. Pero el camino está trazado. Sin duda quedan muchas cuestiones por revisar. Asegurar la calidad y seguridad de los algoritmos, evitar la posible desigualdad social que pueden generar, garantizar la ciberseguridad, definir claramente la responsabilidad sobre los resultados de su utilización. Cuestiones que no nos deben asustar ni paralizar, sino por el contrario estimular para hallar nuevas respuestas a un asunto que nos mueve a todos: continuar luchando contra las enfermedades y mejorando la calidad de vida de todos.

 

 

 

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