El día a día de las fake news

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Actualmente, cada vez es mayor el número de personas que se informa a través de Internet y de las redes sociales. Si bien se tratan de herramientas y fuentes de información muy útiles, en la mayoría de los casos, no todo lo que se publica es cierto. Casi todo el mundo tiene acceso a Internet y cualquiera puede publicar artículos, textos o verter opiniones. Por ello, ¿debemos creernos todo lo que leemos si no sabemos quién lo ha publicado o cuál es su fuente? Las fake news, también conocidas como bulos o noticias falsas, han pasado a formar parte de nuestro día a día y es muy importante saber reconocerlas. 

Las fake news buscan llamar la atención publicando un contenido aparentemente cierto, con el fin de escandalizar y manipular la opinión pública. Suelen tener una finalidad económica, política o incluso personal para la persona que lo publica. Sin embargo, existen otras fake news creadas por bots, que imitan el comportamiento humano y simulan ser usuarios reales para difundir esta información de forma más rápida. 

Según el “I Estudio sobre el Impacto de las Fake News en España”, llevado a cabo en el mes de mayo de 2021 por la empresa de estudios de mercado Simple Lógica y el grupo de investigación en Psicología del Testimonio de la Universidad Complutense de Madrid, al 86% de los españoles le resulta muy complicado diferenciar entre una noticia falsa y una verdadera, por lo que se acaba creyendo prácticamente todo lo que lee. Lo cierto es que de todas las personas que realizaron la prueba, el 60% afirmaba creer reconocerlas.

Existen muchos tipos de fake news, y seguramente la mayoría de las personas han sido víctimas de muchas de ellas sin ser conscientes. Una de las más comunes son aquellas que presentan un titular falso para llamar la atención y que los usuarios entren a leerla. Esto se conoce como clickbait (“cebo de clicks” en inglés) y se trata de titulares sensacionalistas y seductores que resultan ser falsos y usualmente no se corresponden con el contenido del artículo. Como bien dice la palabra, “cebo de clicks”, lo que se busca es un mayor número de visitantes a la página web. Esto se suele ver mucho en vídeos de YouTube con títulos del estilo de: “Me tiro en la nieve y pasa esto” o “50 cosas que no sabías hace 5 minutos”. Normalmente, el contenido de estos vídeos no es tan impresionante como prometen en un principio y lo único que buscan son más visitas al canal.

Relacionado con el punto anterior, también están aquellas publicaciones que se hacen virales en redes sociales. El simple hecho de que una publicación se haya compartido muchas veces o tenga muchos likes nos hace creerla sin pestañear, sin plantearnos si lo que estamos leyendo es verdad o una invención. Esto se ha podido comprobar de forma reciente, en relación a las vacunas de la Covid-19. Varios usuarios publicaron vídeos pegándose tenedores o teléfonos en el hombro, como si les hubieran inyectado un imán, o personas diciendo que les habían introducido un chip 5G para rastrearlos constantemente. Este tipo de “noticias” carecen de una base científica, pero al hacerse virales pueden ser consideras como veraces. 

Las fake news se han convertido en el pan de cada día, siendo muy complicado luchar contra ellas. Si bien tampoco es bueno desconfiar de absolutamente todo lo que se lee, sí es importante tener un pensamiento crítico y diferenciar cuando se trata de una manipulación que solo busca audiencia y cuando lo que se está leyendo es verídico. La mejor opción es acudir a páginas fiables y oficiales e identificar las fuentes de información.

Rocío Soria, consultora junior en BeConfluence. 

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