La influencia en tiempo de redes sociales va más allá de los ‘influencers’ digitales, una habilidad crucial en el circuito de la comunicación y el marketing que se ha convertido en la base de Influenzze, el primer instituto de España dedicado a la enseñanza de la influencia. Bárbara Yuste, su directora general, destaca cómo confluyen en este propósito “la psicología, la sociología, las tendencias, el storytelling, la política, la creación de contenidos, la planificación estratégica, la ética, etc. para consolidar la capacidad de generar un cambio positivo y significativo en la sociedad a través de acciones, palabras y decisiones”
Los cursos de esta nueva aportación al ecosistema ponen el foco en el uso de la influencia como importante vector en la ‘vida’ de la cultura corporativa. Estudio, enseñanza y divulgación que, como señala Yuste (con una dilatada experiencia en comunicación y en formación), “se basa en tres pilares esenciales: escuela, observatorio y comunidad”, con programas como Influencia con Impacto Social y Estrategia de Marketing de Influencia (una de cuyas premisas del programa es “conocer la magnitud del ecosistema de la influencia, los distintos tipos de contenidos e influencers, así como los ‘players’ que desarrollan su labor en este campo: soportes, creadores, distribuidores y medidores de resultados”.
Desde Influenzze destacan las seis claves de la estrategia de influencia, comenzando por la reciprocidad “que implica un intercambio mutuo de valor y es una poderosa herramienta para construir relaciones, con autenticidad, conexión y experiencias enriquecedoras”. Contenido de valor, experiencias personalizadas, fomentar la comunidad y el compromiso conviven en este apartado con la oferta de incentivos y la transparencia, la autenticidad, además de fomentar el contenido generado por el usuario.
En cuanto a la coherencia de marca, se recomienda la memorabilidad con vectores como, entre otros, ‘guidelines’ claras de marca y una identidad visual consistente. Conexión con otra de estas claves, la validación social (“se basa en la idea de que las personas toman decisiones basadas en las acciones y opiniones de otros”), apoyada en la conformidad, la confianza, el sentido de pertenencia, etc., expresados en reseñas de clientes, premios y reconocimientos, ‘case studies’, etc. Y en el ámbito de la ‘simpatía’, la influencia debe “abordar razones personales de no compra (reconocer y contrarrestar razones irracionales o egoístas de los consumidores) y evitar descuentos como única estrategia”.
La autoridad (madurada gracias a factores como la diferenciación, la claridad o la experiencia) y la gestión de la escasez (“la percepción de que un producto es limitado”) completan esta nómina que sustenta el poder de la influencia que, como destacan desde Influenzze “se estima que en 2024 el mercado de la influencia ascenderá en Europa a 12.900 millones de euros. Un sector con alta demanda y empleabilidad”. Una actividad que, de acuerdo a recientes datos del sector, supondrá que más del 60% de las marcas aumente su inversión en creadores de contenido e ‘influencers’ en 2024. Con los datos en permanente estado de revista, ya que, como subraya Yuste: “sirven como una brújula que guía las decisiones y construye credibilidad, además de proporcionar una base objetiva que respalda la toma de decisiones y la persuasión”.