Resulta inaplazable situar y acometer 2021 como el punto de partida hacia la progresiva recuperación económica. Es cierto que sus fases van a estar condicionadas en exceso por la más que previsible mitigación de la pandemia y la consiguiente evolución positiva de la vacuna contra la Covid-19. Una conjunción que despeje las angustias e incertidumbres que sobrevuelan amargamente sobre la respuesta personal y colectiva de nuestra sociedad, azuzada sobremanera por los efectos de esta crisis sanitaria que ha convulsionado, y hasta qué grado, la estabilidad económica.
Al tiempo que se abre una puerta a la esperanza con la aportación científica de la vacuna -que debemos recibir con un optimismo que ahora mismo se antoja complicado-, la UE nos ha aportado motivos ilusionantes para abrazar un escenario siquiera expectante. La habilitación de los fondos europeos, denominados Instrumento Europeo de Recuperación, Next Generation, es mucho más que una oportunidad para reconstruir y orientar nuestro sistema productivo en España.
Desde su aprobación y constatación del decidido apoyo que suponía para la economía carcomida por el virus se han multiplicado las sesiones informativas de entidades públicas y privadas. Y continuarán. Se asiste a la configuración de un escenario absolutamente desconocido porque no guarda similitudes con ningún otro plan de ayuda hasta ahora conocido. Habida cuenta de su envergadura financiera y de la apuesta de transformación que encierre por eso es tan determinante que se disponga de la información más precisa sobre estos fondos europeos que van a marcar nuestro futuro a medio y largo plazo.
Desde el Gobierno, sus ministerios directamente concernidos, no van a escatimar el más mínimo esfuerzo por expandir las líneas maestras de este denominado plan Marshall. El propio Ministerio de Industria, que va a disponer de un papel protagonista en el punto de partida de los plazos de admisión de las iniciativas públicas y privadas que se vayan presentando, ya ha iniciado esta labor de apostolado por organizaciones empresariales y comunidades autonómicas, así como ante medios de comunicación. Lo seguirá haciendo en los próximos trimestres, intensificando la velocidad de crucero de sus comunicaciones a medida que se vayan consumiendo los plazos establecidos en este magno acuerdo de las instituciones europeas.
En paralelo, consultoras, entidades empresariales y organizaciones representativas del ámbito económico se vienen multiplicando en la convocatoria de sesiones informativas para incentivar el interés por la creación de aquellos proyectos susceptibles de su reconocimiento por los fondos europeos. Hay en juego una oportunidad manifiesta para el relanzamiento de la economía de un país mediante la actualización de su sistema productivo. Ha llegado el tiempo de poner en práctica la apuesta por la digitalización, la innovación tecnológica o la propia economía verde, preferentemente, en un contexto de inaplazable sostenibilidad.
Basta asomarse ligeramente a la comprensible expectación creada para constatar que va a producirse una apuesta serie y decidida por parte de la empresa española, consciente del reto que le aguarda. Empiezan a circular proyectos de altura en consonancia con el nivel tecnológico y la ambición empresarial de que se dispone. Incluso cabe subrayar el punto de partida del diálogo entre la iniciativa privada y las distintas Administraciones públicas para idear fórmulas de entendimiento. De hecho, algunas empresas de proyección internacional han visto en el suelo español posibilidades y expectativas reales para desarrollar algunos proyectos de elevada capacidad innovadora y medioambiental que están siendo acogidas de manera muy positiva por algunos gobiernos autonómicos. Esta colaboración mixta, a la que tantas veces se ha aludido sin demasiado éxito, empieza a cuajar haciendo de la necesidad virtud en unos momentos de especial necesidad frente a una coyuntura tan adversa, pero abierta a su rehabilitación mediante el esfuerzo y el compromiso compartido.
Juan Mari Gastaca, socio y director de RRII y Asuntos Públicos en BeConfluence.
